viernes, 31 de agosto de 2012

Los bloqueos en el Choy Gar Kung Fú

Si bien resulta importante desarrollar la capacidad de atacar e inutilizar a un enemigo, es mucho más crítica la habilidad de evitar que los ataques de un contrincante nos causen daño.
Usar fuerza desmedida, derrotar a un oponente, no es nada comparado con la maestría de anular cualquier intento de un enemigo de impactar sobre nosotros.
En el Choy Gar, el arte de la evasión se entrena desde las primeras etapas del aprendizaje. En este blog dedicaremos varias entradas a este tema.
Les dejo un breve video de entrenamiento de bloqueos en el Choy. Nótense los movimientos cortos de los brazos, la cercanía de los codos al cuerpo y las manos al frente, imitando las patas delanteras de una rata en posición eréctil. 


domingo, 19 de agosto de 2012

El golpe vibrante y el golpe penetrante


En cuanto a lo que al ataque  se refiere, es importante conocer la diferencia entre las distintas formas de golpear para poder decidir en qué momento emplear cada una para obtener los mejores resultados. Estas formas pueden emplearse con cualquier tipo se ataque, tanto de cabeza, brazos, o de piernas, simplemente cambiando de una a otra el modo de ejecutarla:
El golpe penetrante: Es un golpe profundo y determinante, es más arriesgado y compromete la seguridad del atacante. El maestro lo emplea en situaciones límite, cuando quiere terminar la confrontación con un golpe decisivo. Para ser exitoso requiere de una postura firme y centrada en la cual basar el poder del ataque. Empleado correctamente es indetenible y nefasto para el contrincante.
Este es el tipo de golpe que utiliza instintivamente el practicante novato, y se asocia a la ira y al poco control.
El golpe vibrante: Es un golpe en forma de látigo, es mucho menos arriesgado que el golpe penetrante ya que el ataque entra y sale con rapidez de la zona de impacto, causando un daño fuerte pero no decisivo al contrincante. Requiere de menos fuerza y más elasticidad, pero igualmente de un buen centro y la velocidad resulta esencial. Es ampliamente usado en el estilo Choy por estar íntimamente asociado al compartimento de la rata y la serpiente.
El dominio de este tipo de golpeo demuestra maestría y habilidad.

domingo, 12 de agosto de 2012

El Maestro Li Choy (李才師父)

El Maestro Li Choy (Rafael Li) nació  en el año 1900, en la región de Hoi San (台山), provincia de Kwang Tong (廣東) al  sur de China. Comenzó su vida marcial a la edad de ocho años en el estilo Hung Gar Kuen (洪家拳) que practicó hasta los 11 en que pasó al estilo Choy (蔡家拳). A los 19 años emigra hacia Cuba con el grado de “alumno avanzado”. Acá realizó múltiples trabajos y transitó por varias regiones del país hasta establecerse finalmente en La Habana. En 1930, funda junto a Li Bu, Wong Key (黄幟) y otros maestros la Chen Bu Jay Yut Wui (精武体育会) con el fin de conservar y perpetuar las artes marciales chinas y la danza del león en Cuba.
Fue muy conocido y respetado en el Barrio Chino de La Habana (que en su época fue el segundo mayor de América) por sus grandes habilidades marciales, y son muchas las leyendas que se han tejido alrededor de su persona envolviendo sus poderosos bloqueos y su dominio del Dim Mok (點脈) o “golpe de la muerte”.
Era especialista en el uso del bloqueo en “gancho”, el puño con el segundo nudillo de la mano (puño de serpiente), la postura de agachado o “Pen Kai Ma”, el pateo oblicuo o “Fan Kiack” y el manejo del sable o “tou”.
Murió en el año 1999 a la avanzada edad de 99 años, después de legar gran parte de sus conocimientos a sus alumnos.

viernes, 10 de agosto de 2012

Un estilo de familia (家庭)

El Choy Gar Kung Fu es un estilo de familia. Por décadas sus técnicas han pasado de generación en generación sin apenas rebasar los límites de los más cerrados grupos humanos. Esta impronta se encuentra impregnada en la esencia del estilo, en la forma en que se enseña, en la especial relación entre Sifu (Maestro) y Tou Tai (discípulo) o entre compañeros (hermanos) de entrenamiento.
A diferencia de otros estilos, cuyas escuelas se han convertido en grandes corporaciones con ánimo de lucro, el Choy ha permanecido en el estrecho formato de la escuela tradicional - familiar.
De seguro no han faltado quienes con oscuras intenciones han pretendido convertirlo en mercancía, pero el espíritu grabado en cada movimiento, en su filosofía tan sencilla y compleja a la vez, ha resistido los embates de la mercantilización.
La familia es la base de la sociedad, su estructura funcional por excelencia. A nuestra familia debemos, hasta cierto punto, lo que somos e incluso lo que no somos.
En la familia asumimos nuestros primeros y más profundos valores, aprendemos a distinguir lo bueno de lo malo, a colaborar, a lidiar con las diferencias.
La familia es el refugio donde resguardarnos cuando todos los refugios fallan. Tanto aquella de donde venimos, como la que construimos, se convierten en nuestro más fuerte baluarte, nuestra retaguardia segura.
Como una gran familia, los practicantes del Choy se reconocen los unos a los otros, se respetan en su diversidad, se apoyan en la adversidad, aprenden los unos de los otros. Como familia trata el Sifu a sus alumnos. No en los desbordados salones con cientos de practicantes en los que el maestro no tiene tiempo de entender las necesidades de su discípulo, sino en el humilde marco de unos pocos alumnos, en el cual el Sifu, como artesano, hace gala de su arte y moldea el barro del alumno, con el único fin de enseñarlo a moldear su propio barro.
El Choy es un estilo de familia, un semillero donde se cultiva el carácter, donde no hay urgencias más allá de las que uno mismo se imponga en su disciplina.
El Choy es un estilo de familia, y en un mundo donde la tradición se desvanece, la gente pierde sus raíces, se traicionan ideales, es un pretexto perfecto para demostrar que las grandes soluciones están en la cosas aparentemente pequeñas, en las decisiones que tomamos cada día, en aquello que creemos y nuestra determinación de vivir según ello.
El Choy nos da el espacio para un dialogo interior, para la reflexión constante, para sentir, que aún cuando somos individuos somos parte de un todo.
Esa sensación de individualidad y a la vez de pertenencia, es la inconfundible experiencia de ser parte de una familia.

martes, 7 de agosto de 2012

El principio del Triángulo en el Choy

Cada estilo posee preceptos técnicos que lo diferencian del resto. En el caso del Choy Gar, estilo basado en el comportamiento de dos animales, existen también elementos físico-matemáticos y biomecánicos que garantizan la optimización de los movimientos y por tanto de la energía en un combate.
La idea que persigue la gran mayoría de las artes marciales es ofrecer ventajas a sus practicantes sobre sus contrincantes, quizás más fuertes y a primera vista invencibles. La diferencia entre los estilos está dada en la definición de estas ventajas y en el camino específico elegido para alcanzarlas y potenciarlas.
El triángulo es una figura geométrica extremadamente interesante. Representa un equilibrio total (una mesa con tres patas nunca cojea), y es la base de las estructuras más sólidas que se conocen, por lo que es ampliamente empleada en campos tales como la ingeniería y la arquitectura. De ahí que en la “arquitectura marcial” del estilo Choy se destaque su empleo como principio técnico.
El principal uso de este principio se ajusta  a la posición de guardia y ataque de los practicantes del estilo. El guerrero Choy debe ofrecer siempre una posición triangular con vértice hacia delante. Las ventajas de esta consisten en presentar una menor superficie de impacto y facilitar el desvío tangencial de la energía de cualquier ataque hacia los laterales evitando un impacto directo que requiera de una igual cantidad de energía para detenerlo y una mayor cantidad en caso de un contraataque. De esta forma el guerrero Choy logra optimizar el uso de su energía, ahorra el tiempo que podría invertir en bloquear ciertos ataques y lo invierte en contraatacar al oponente, basándose en el hecho de que la posición triangular permite también una aproximación más eficiente y rápida al contrincante, gracias a que esta disposición de los brazos hace que estos se “escurran” al entrar en contacto con los del oponente, encontrando brechas en sus defensas.
Este principio se encuentra fuertemente ligado al del centro, ya que la firmeza de la posición triangular depende de un buen centro físico y mental.
La otra perspectiva desde la que se asume el principio del triángulo está relacionada con los desplazamientos del estilo, ya que estos se realizan de manera triangular, ya sea con vértice hacia atrás o hacia delante, lo que permite ataque y defensas tangenciales.
Para potenciar esta forma de desplazamiento es que se realiza un ejercicio conocido como "pasos del triángulo" o "San Ko Pu" y que consiste en la ejecución de una danza muy sencilla en el reducido espacio de un triángulo equilátero dibujado en el suelo, en el cual los practicantes deben apoyar los pies solo en los vértices.
El desplazamiento en forma de triángulo representa una fuerte garantía de equilibrio para el practicante Choy, así como de espacio vital y desplazamiento en pequeños espacios sin dificultad.
De esta manera un principio tan sencillo, puede definir la supervivencia de un guerrero Choy en una circunstancia en que se enfrente a un oponente que lo supera en fuerza y rapidez.


jueves, 2 de agosto de 2012

El tronco erguido: La serpiente al acecho y la rata en alerta.


De una importancia vital para un guerrero Choy es la posición asumida durante el entrenamiento y por consiguiente el combate. Esta posición está regida por los principios filosóficos del estilo y posibilita un sinnúmero de recursos tanto físicos como psicológicos al practicante.
El tronco erguido refleja el principio de “la serpiente al asecho y la rata en alerta”, tomado del comportamiento de ambos animales en situaciones extremas. De esta forma cuando la serpiente se encuentra al acecho y ya lista para atacar, se yergue sobre su propio cuerpo asumiendo una posición que le permite maximizar la efectividad del ataque, así como afectar psicológicamente al contrincante.  Por otro lado, la rata, ante una situación de peligro, adopta una pose erguida, lo que le posibilita aumentar el alcance de sus sentidos y por tanto prever una agresión inminente.
Más allá del estudio del comportamiento de los dos animales sobre los cuales se construyó el estilo, el tronco erguido ofrece facilidades el guerrero Choy que pudieran definir la victoria en un enfrentamiento. Algunas de estas facilidades son físicas, como por ejemplo: el hecho de que mantener la espalda en posición erecta permite aprovechar mejor la fuerza de los músculos para-vertebrales incrementando considerablemente la potencia de los golpes y la firmeza de los bloqueos. El tronco erguido, además, facilita los cambios de piernas y garantiza la permanencia del cuerpo en una posición de centro que le permite ejecutar los rápidos y elaborados desplazamientos del Choy.
En el campo psicológico, el tronco erguido transmite poder,  seguridad y disposición, ya que hace al practicante sentirse de esa misma manera. Ante un contrincante un guerrero Choy lucirá calmado y tranquilo, pero sobre todo se  verá centrado y dispuesto a enfrentarse pues tiene dominio de la situación.
Otro beneficio de esta postura es que facilita el flujo de la energía desde el primer  vórtice de energía (chakra 1) hasta el séptimo, influyendo satisfactoriamente sobre el estado físico y anímico del practicante.
De esta manera, la posición del tronco erguido constituye un principio del Choy que debe respetarse y potenciarse, es por esto que se hace importante el cuidado de los practicantes de este estilo de la correcta posición de su espalda, recordando siempre la máxima de  “la serpiente al acecho y la rata en alerta”.