En cierta ocasión llegó a Hong Kong un ruso, que era dueño de un perro de
gran tamaño de raza bulldog al que había entrenado para matar, y retó a la
comunidad china de Hong Kong a que luchara contra su perro. Aquel chino que
venciera al perro recibiría una gran cantidad de dinero, pero para luchar se
debía pagar previamente una cuota de inscripción a la pelea.
Muchos fueron los chinos que lucharon contra el perro, y todos ellos fueron
masacrados por este, por lo que empezó a ser llamado por su dueño "El
Invencible Perro Divino", y así lo anunciaba en las peleas. La muerte de
tantos expertos luchadores dio como resultado que estos fueran cada vez más
escasos, hasta que llegó un momento en que nadie quería luchar con el perro.
Como el ruso viera que ya no había contrincantes para luchar contra su
perro, y como además de la cuota de inscripción recibía pingües beneficios de
las apuestas, ya que todos los chinos asistentes lógicamente apostaban por su
compatriota, comprendió que si no hacía algo el negocio se le vendría abajo.
Por ello, y para incitar a nuevos luchadores, empezó a decir que los chinos
eran más débiles que los perros, ya que con el suyo lo estaba demostrando
claramente.
Fue una suerte para la comunidad china de Hong Kong que Wong Fei Hung
estuviera en esos momentos en la ciudad, pues al llegar a sus oídos el
comentario del occidental, que constituía un verdadero insulto para su raza,
decidió tomar parte en el asunto y luchar contra el enorme bulldog.
Delante de una gran cantidad de espectadores Wong Fei Hung se colocó en
guardia delante del perro, el cual estaba sujeto por el occidental mientras
este le iba azuzando cada vez más, hasta volverlo una musculosa, salvaje y
dentuda máquina de matar.
Cuando el ruso soltó al perro, este se lanzó a la carrera hacia Wong Fei
Hung, el cual avanzó la palma de su mano como si fuera a golpear el hocico del
perro. Lógicamente, el perro abrió su fauces y dirigió su ataque hacia la mano
con el fin de mordérsela. En el último instante Wong Fei Hung retiró su palma
al tiempo que lanzaba una patada frontal penetrante y golpeaba con terrible
fuerza el corpachón del perro, el cual cayó al suelo con sus órganos internos
totalmente reventados, muriendo instantes después.
A esta técnica se la denomina "Patada Fantasma a la Sombra de la
Luna", y consiste en avanzar la palma de la mano como si fuéramos a
golpear con ella en el rostro del adversario; aún en el caso de que el golpe no
impacte en él, la mano impide la visión del verdadero golpe, la patada frontal,
con lo que la defensa es inútil.
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